Castillo de Tous en Sant Martí de Tous, Barcelona

Resumen

La primera referencia documental que se tiene sobre este castillo data del año 960, cuando Guifré el Pelós conquistó el lugar, y Borrell I, conde de Barcelona, lo donó a la iglesia de Vic. A lo largo de su historia fue pasando por numerosas manos. Actualmente es de propiedad privada, y se encuentra en aceptable estado de conservación.

Situación

El Castillo de Tous se encuentra en la localidad de Sant Martí de Tous, muy cerca de la iglesia parroquial, en la comarca del Anoia de la provincia de Barcelona.

Historia

A comienzos del siglo IX, un siglo después de la llegada de los musulmanes a la península Ibérica, y tras largos años de luchas y enfrentamientos, se constituyó la llamada Marca Hispánica, una zona fronteriza entre los musulmanes del emirato de Córdoba y los cristianos del reino franco. Las tierras catalanas pasaron a formar parte de este territorio de frontera, y organizadas por el imperio Carolingio en condados gobernados por condes.

Para garantizar su frontera meridional frente a los musulmanes, los condados catalanes construyeron entre los siglos IX y XI, y reaprovecharon otros musulmanes, una amplia red de castillos, atalayas y torres de defensa por toda la Marca, fortificando con más de cien castillos un territorio muy extenso que se extendía desde Barcelona hasta el Pallars, en tierras de Lérida. Así nacerían los castillos de frontera catalanes. La Marca quedó estabilizada durante tres siglos en torno al Llobregat, Cardener y la sierra del Montsec. A mediados del siglo XI, con la disgregación del Califato de Córdoba en los diferentes reinos de taifas, los condados catalanes pasaron a ser territorios de avanzada y conquistadores.

Los castillos de la Marca, emplazados casi siempre en lugares fuertemente estratégicos, ya sea sobre cerros que dominaban extensos territorios, controlando los caminos a las principales poblaciones, situados en medio de los valles que daban a las ciudades o pueblos, dominando las poblaciones o el curso de los ríos de la frontera, contaban siempre con fortificaciones cercanas complementarias que se apoyaban entre sí, constituyendo un eficaz sistema defensivo del territorio catalán en la Edad Media. Actualmente se conservan un gran numero de ellos, muchos están en ruinas, otros han sido muy transformados, y muchos otros han desaparecido.

En el siglo XI, el condado de Manresa controlaba un extenso territorio que abarcaba Manresa hasta cerca de Lérida. Para defender las tierras que se iban ganando a los musulmanes, se fueron levantando numerosas fortificaciones y reaprovechando otras musulmanes, formándose así la línea defensiva fronteriza del Anoia, en la Marca Manresana, que llegaba hasta la comarca de la Segarra, en tierras de Lérida.

La mayoría de las fortificaciones estaban comunicadas visualmente entre sí para alertar de posibles ataques o incursiones sarracenas. Más adelante, cumplirían doble función, además de la defensiva. Desde la extensa red de fortificaciones levantadas en las tierras del Anoia, se intentaría con el tiempo reconquistar nuevos territorios a los musulmanes.

El castillo de Tous fue levantado en el siglo IX, a partir del siglo X pasó a formar parte de las fortificaciones de frontera de la Marca Hispánica, en la línea defensiva del Anoia. Compartía funciones defensivas con los cercanos castillos de Jorba y Rubió al norte, la Torre Manresana o Calaf también al norte (éstos en posición más alejada), Miralles al sur, y en posición más retrasada, al este, con las fortalezas de Claramunt, La Tossa de Montbuí y Ódena entre otros.

Sus primeras referencias documentales datan del año 880 cuando Guifré el Pelòs reconquista la zona a los musulmanes. En 960 Borrell I, conde de Barcelona, donó la fortaleza junto con el castillo de la Tossa de Montbuí a la iglesia de Vic.

En 1023 el Abad Oliba reconstruye el castilo y lo cede, junto al de Montbui a Guillem de Mediona. En 1032 pasaría a manos de la familia Tous.

En 1341 el rey de Aragón Pere IV el Ceremonioso lo vendió a Bernat de Tous. En 1423 fue vendido junto con sus derechos a Ponç de Perellós, para saldar unas deudas. Una innumerable lista de cambios de propietarios se inician a partir de ese momento. En 1441 la hermana de Pon de Perelló, Juana, vendió el castillo a Joan Saplana, quien por testamento lo dono a su hijo Guillem Ramón, y éste a su hija Caterina Elionor (1474), ésta a Isabel Saplana, quien lo donó en 1505 al monasterio de Sant Jeroni de Murtra, que seria su propietario hasta el siglo XIX.

En 1835, tras la desamortización, los eclesiásticos abandonaron la fortaleza y sus posesiones fueron subastadas públicamente y comprados por diferentes propietarios sucesivamente.

Su última compra se efectuó en 1918 por una familia barcelonesa de Igualada, los Rojas, que sigue siendo la propietaria del castillo en la actualidad.

Descripción

Lo que se contempla hoy día del castillo es en gran medida de estilo gótico, de los siglos XIII y XV. En su planta baja se observan muros con presencia de Opus Spicatum, procedentes de la primitiva fortificación.

Destaca en el conjunto la gran torre situada en uno de los extremos del recinto, de planta cuadrada y coronada por almenas.

Estado de conservación

Se encuentra en aceptable estado de conservación, aunque ha sido muy transformado a lo largo de los siglos. Recientemente ha sido restaurada una torre almenada.

Propiedad y uso

Es de propiedad privada, y habitado temporalmente.

Protección

Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Alrededores

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