Castillo de Sora en Castejón de Valdejasa, Zaragoza

Situación

Las ruinas del castillo de Sora se asientan sobre un alargado cerro Guarizo que emerge de la llanura, en un solitario paraje, a unos 5 ó 6 kilómetros al noroeste de la localidad de Castejón de Valdejasa, cerca de la carretera que une esta localidad con Ejea y a unos 45 kilómetros al norte de la ciudad de Zaragoza, en la comarca de las Cinco Villas de la provincia de Zaragoza.

Se puede llegar saliendo de Castejón de Valdejasa por la carretera que lleva a Ejea de los Caballeros. A 5 ó 6 kilómetros, ya con el cerro del castillo a la vista, se intuye una pista a la derecha en buen estado y sin señalización que, tras un corto recorrido de 1 ó 2 kilómetros, lleva hasta las inmediaciones de la base del sector norte del cerro. Junto al sendero evidente de ascenso hay un cartel que indica prohibido el paso (propiedad privada), y al castillo se llega andando otros 10 minutos.

Historia

En el siglo IX las tierras de la Marca Superior de Al-Andalus fueron masivamente fortificadas para tener controlado el territorio frente a los cristianos del norte. De este modo se construye el castillo de Sora. En este caso se fortifica toda la región fronteriza norte o Marca Superior y, al parecer, os musulmanes levantaron este castillo como una de las fortalezas más importantes de la zona.

Desde su emplazamiento, sobre un alargado cerro protegido por potentes escarpes en la mayor parte del perímetro, controlaba un extenso territorio; al norte gran parte de la actual parte baja de las Cinco Villas y al sur su extenso campo visual abarcaba hasta el mismísimo valle del Ebro. En las inmediaciones discurría la antigua vía romana que unía Zaragoza con Pamplona, a la que vigilaba. La defensa y protección del territorio se completaba con una serie de atalayas vinculadas a la fortaleza, construidas en lugares estratégicos y comunicadas con el propio castillo, que le permitían tener dominado el inmenso territorio circundante y ser una fortaleza prácticamente inexpugnable.

A pesar de su conocido origen andalusí no aparece documentado hasta el siglo XIII, en 1243.

Perteneció a la poderosa familia muladí de los Banu Qasi, de origen visigodo pero al mismo tiempo musulmanes, y estuvo en poder de los moros casi 300 años, hasta que el joven rey Batallador, Alfonso I de Aragón, conquista el castillo, siendo ésta una de sus primeras conquistas importantes, junto a la reconquista de Ejea en 1105. Una vez tomado, el castillo se convierte en importante avanzadilla cristiana frente a los moros de Saraqusta (Zaragoza). Después de la reconquista de la ciudad de Zaragoza en 1118 el castillo pierde importancia.

En el siglo XIV pasa a manos de los Luna. En el siglo XV, Violante de Luna, abadesa de Trasobares, estuvo presa en el castillo, pues se opuso al nombramiento de Fernando de Trastámara como nuevo rey de la Corona de Aragón tras el compromiso de Caspe de 1412. Posteriormente forma parte del patrimonio de los López Gurrea y, finalmente, a los duques de Villahermosa.

La fortaleza estuvo activa durante la guerra de Sucesión en el siglo XVIII para convertirse más tarde en morada de contrabandistas.

Descripción

La extraordinaria fortaleza era de grandes dimensiones, de más de cien metros de longitud y planta más bien alargada, estrecha, e irregular, como era habitual en este tipo de fortalezas andalusíes. Estaba protegida por escarpes en casi todo su perímetro, excepto el lado norte, que recibía el acceso y es el sector más fortificado. En ella se pueden definir dos áreas, el sector oriental y sector el occidental.

En el sector occidental, espacio alargado y estrecho de unos 60 ó 70 metros de longitud y anchura variable de unos 20 metros como máximo, se observan los restos de un largo y bajo muro de sillería de cierre al norte, con aspilleras, en el que se abre un acceso en forma de arco de medio punto dovelado. En el extremo oeste se encontraba el albacar, que no necesitaba muralla por el barranco, y en el extremo opuesto se aprecian los restos de un torreón de sillería.

El sector oriental es un espacio de planta semejante a un triángulo irregular de 50 ó 60 metros de longitud, en el que hay restos a diferentes niveles. Al sur se observan restos de una estancia de función desconocida, restos de muros de la muralla, restos del aljibe y alguna estructura más y, en la parte más alta, sobre la roca y en el borde del espeluznante barranco, se alza la impresionante torre del homenaje, del siglo XVI, construida en buena sillería y en el lugar que ocupaba posiblemente una anterior medieval, de planta cuadrada de unos 10 metros en lados, con acceso en altura, tres pisos, uno de ellos bajo el suelo, excavado en la roca. Hay un hueco por el que se puede acceder a su interior. A pocos metros de la gran torre, al noroeste, se aprecian los restos de una torre de tapial de época musulmana. Al noroeste se observan restos de otra torre, también de época andalusí, que completaba la protección del flanco.

A unos 100 metros al noreste del recinto del castillo, sobre un cerro, se conservan los restos de una torre de tapial que estaría vinculada al castillo, aunque independiente, y que formaría parte de su sistema defensivo.

Estado de conservación

Se encuentra en estado de ruina progresiva. Se conservan restos de muros y de pequeños torreones construidos en tapial en lo que fue su recinto.

Propiedad y uso

Es de propiedad privada.

Protección

Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Alrededores

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