Las murallas de Talavera de la Reina se encuentran en la localidad del mismo nombre, provincia de Toledo.
Según una leyenda, el fundador de Talavera fue Brigo, hijo de Tubal y nieto del Noé bíblico. Según esta leyenda, Brigo fue rey de ciertos territorios de la península, siendo Talavera uno de ellos, a la que dio el nombre de Caesarobriga.
El historiador romano Tito Livio relata la batalla ocurrida en el año 181 a.C. en Aebura, primer nombre de Talavera, entre romanos y carpetanos. En los siglos III y IV, durante la dominación romana, Caesarobriga (Talavera) fue una ciudad agrícola y ganadera en la que se rendía culto a la diosa romana del trigo, Ceres, con presencia de villas romanas como la de Saucedo en Talavera La Nueva y del primer ceramista talaverano conocido, Calvinus, que producía vasos decorados de figuras o marcas hispánicas.
De la Talavera visigoda, Élbora o Ébora, destacan el regalo que Liuva II hizo a Talavera de una imagen de la Virgen del Prado en el año 602, así como que la fiesta en honor de la diosa Ceres, las populares y ancestrales Mondas, se cristianizaran y el cortejo se encaminara desde entonces hasta nuestros días en alabanza a la Virgen del Prado. La Fiesta de las Mondas, declarada de interés turístico, tiene lugar cada año durante la semana de Pascua, con estas fiestas los talaveranos celebran las cosechas del año en esta comarca agrícola y ganadera, cruzada por cañadas.
Con la dominación musulmana, desde el verano del año 713 hasta la conquista cristiana por Alfonso VI en 1083, Talavera (Talabayra) conoció momentos de gran esplendor, representados por la construcción del primero de los tres recintos amurallados que tuvo a lo largo de su historia, y de su alcázar, construidos ambos en su mayor parte en el siglo X, y mejorados en los siglos XIII y XIV una vez reconquistada la ciudad.
Los otros dos recintos fueron construidos en el siglo XII, uno para proteger un nuevo arrabal, habitado por repobladores cristianos de variada procedencia, que tomaron la ciudad en 1083 liderados por Alfonso VI, y el otro para proteger un arrabal de origen más antiguo.
Las murallas de Talavera estuvieron formadas por tres recintos.
Primer Recinto amurallado o Muralla de la Villa
El Primer Recinto fue construido con sillares y mampostería procedente de construcciones romanas y visigodas, y ha sido el que ha subsistido en su mayor parte, quedando nada o prácticamente nada de los otros dos, entre otros motivos por la menor calidad de su construcción.
Mandado construir por Abderramán III en el siglo IX-X, fue levantado probablemente siguiendo el trazado de una muralla romana o visigoda anterior. La finalidad de su construcción fue la de formar, junto a la alcazaba, un conjunto defensivo que convirtiera la ciudad de Talabira en una de las numerosas plazas fuertes y fortificaciones que protegían la frontera de los dominios musulmanes durante el siglo X.
Este recinto está delimitado por el río Tajo y el paseo de Ronda, siendo en la parte más cercana al río donde únicamente aparece una cierta ortogonalidad, ya que el resto es más laberíntica. Está representado en el centro del escudo de Talavera.
El material utilizado principalmente en este Primer Recinto son sillares de piedra, muchos de ellos reaprovechados de construcciones romanas (hay incluso lápidas de esta época usadas como material) y piedras sin labrar unidas con argamasa.
Su planta es rectangular y sus muros alcanzan los 14 metros de altura y 4 de espesor. A lo largo de su trazado se puede constatar la existencia de un buen número de torres de planta cuadrada, y otras semicirculares que constituyen el elemento más antiguo de la fortaleza (siglo IX). Además, la muralla está reforzada y protegida por torres albarranas que se construyeron ya en época cristiana, en los siglos XIII-XIV.
Los abundantes vestigios de este Primer Recinto se conservan actualmente en las calles Carnicerías, Corredera del Cristo, Charcón, Entretorres y Ronda del Cañillo. Han llegado hasta nuestros días ocho de las 17 torres albarranas.
De las cinco puertas que llegó a tener, se conservan los restos de uno de los torreones semicirculares de la Puerta de Mérida, mientras que las cuatro restantes (Puerta de Pescaderías, Puerta de las Cebollas o Puerta Nueva, Puerta de San Pedro y Puerta del Río) se han perdido completamente.
También se conserva el escudo y Virgen gótica que presidían la Puerta de San Pedro, actualmente alojados en la Basílica del Prado.
Segundo Recinto amurallado o Muralla de los Arrabales Mayores o Nuevos
El Segundo Recinto amurallado fue construido para cercar y proteger los Arrabales Mayores o Nuevos, un nuevo arrabal habitado por repobladores cristianos de variada procedencia que tomaron la ciudad en 1083 liderados por Alfonso VI.
Este nuevo recinto fue construido en tapiería (tapial de barro), y sufrió durante siglos ampliaciones e incorporaciones, llegando a tener numerosas puertas. Sin embargo, la falta de mantenimiento tras perder su función defensiva y los derribos del siglo XIX llevaron a su casi total desaparición.
Del Segundo Recinto se conserva su arranque junto a la alcazaba, en la calle de Carnicerías, así como la Puerta de Sevilla (abierta en el muro por el cardenal Quiroga en 1579 para facilitar la entrada de mercaderes, ante la insuficiencia de la Puerta del Río perteneciente al Primer Recinto) y parte de la Puerta de Zamora. Del resto de puertas (Puerta del Sol, Puerta de Toledo, Puerta de las Alcantarillas, Puerta del Pópulo y Puerta de la Miel) no queda nada en pie. También se conservan la torre del Polvorín y un torreón en la plaza de San Miguel (posteriormente reutilizado como campanario de la iglesia del mismo nombre).
Tercer Recinto amurallado o Muralla de los Arrabales Viejos
Al igual que el segundo, el Tercer Recinto amurallado fue construido para cercar un arrabal de la ciudad, en este caso los Arrabales Viejos, un arrabal de origen más antiguo que el arrabal Nuevo.
Como el anterior, este Tercer Recinto también fue construido con tapiería (tapial de barro), y sufrió durante siglos ampliaciones e incorporaciones, llegando a tener numerosas puertas. Sin embargo, la falta de mantenimiento tras perder su función defensiva y los derribos del siglo XIX llevaron a su casi total desaparición.
De las puertas del Tercer Recinto (Puerta de Cuartos y Puerta de la Villa) únicamente se conservan varios escudos de la Puerta de Cuartos y algunos vestigios de sus cimientos que se han descubierto en los últimos años.
Las murallas de Talavera estuvieron formadas por tres recintos. El primero de ellos fue construido con sillares y mampostería procedente de construcciones romanas y visigodas, y ha sido el que ha subsistido en su mayor parte, quedando nada o prácticamente nada de los otros dos, entre otros motivos por la menor calidad de su construcción.
Se conserva buena parte del Primer Recinto, y algunos restos de los otros dos.
Es propiedad del Ayuntamiento de Talavera de la Reina, y se destina a uso turístico.
Es de acceso libre. Más información en la Oficina de Turismo, situada en Ronda del Cañillo, teléfono 925 826 322.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 12/11/2023
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